El estrés para la mayoría de las personas tiene un impacto directo sobre el apetito y, por lo tanto, muchas veces puede afectar al peso corporal. ¿Sabes por qué sucede?
Estrés agudo y falta de apetito
Si experimentas una situación muy estresante, es posible que notes que has perdido el hambre, incluso puedes perder un poco de peso en poco tiempo. Esto es debido a que el estrés agudo provoca la liberación de la hormona llamada noradrenalina y el freno del neuropéptido inferior Y, provocando una disminución importante del apetito.Estrés crónico y aumento de peso
En cambio, cuando este estrés se vuelve crónico provoca una cascada hormonal bastante diferente. Cuando experimentas estrés a largo plazo, nuestras glándulas suprarrenales liberan una hormona llamada cortisol.En situaciones normales, la secreción del cortisol por las glándulas suprarrenales nos ayuda a adaptarnos a una situación estresante, pero es muy importante que el nivel de cortisol vuelva a su situación normal después de haber pasado el acontecimiento que nos lo ha provocado.El problema viene cuando el estrés perdura durante tiempo y se vuelve crónico, ya que entonces los niveles de cortisol se mantienen elevados de manera persistente y este factor nos puede afectar en la salud y de manera concreta nos puede alterar el hambre y el metabolismo.
El cortisol
El cortisol provoca un aumento de la insulina, lo que comporta que el cuerpo almacene más calorías en forma de grasa, especialmente en la zona abdominal. Por otro lado, los niveles altos de cortisol e insulina también hacen que los niveles de azúcar en sangre sean más irregulares lo cual puede provocar mayor apetito y deseos de tomar ciertos alimentos dulces. Cada vez hay más estudios que han asociado el estrés crónico al aumento de peso y a un mayor índice de la masa corporal (IMC) y ahora ya sabes el motivo: el resultado de mantener los niveles elevados de cortisol e insulina provocados por el estrés durante un periodo prolongado de tiempo. Desafortunadamente, este mal propio de la vida que llevamos nos afecta a muchos. Datos estadísticos muestran que, al igual que ocurre con los trastornos de ansiedad y depresión, la incidencia del estrés en la población mundial ha aumentado en los últimos años. Un estudio reciente de las Naciones Unidas denominó el estrés como la enfermedad del siglo XX” y en la misma línea, la OMS la define como una “Epidemia Mundial”.Artículos relacionados